Un partido con un resultado que no se explica por lo visto en el campo. La verdad es que el peso del partido lo ha llevado el Liverpool. En todo momento se ha visto que los ingleses tenían mayor poderío físico, lo que les hacía presionar al Barça cerca de su defensa y asfixiaba la salida del balón.
Pero este equipo tiene esa capacidad para sacar provecho de su poco juego ofensivo, porque en el único remate de la primera parte, Luis Suárez ha marcado el primer gol.
Y la segunda parte ha seguido con los mismos mimbres. Incluso ahora ya con remates a portería que Ter Stegen ha de salvar para que ellos no marquen. Visto lo visto, Valverde tenía que modificar el dibujo y ha dado entrada a Semedo por Coutinho (que sigue un poco fuera), para jugar con cuatro centrocampistas.
Esto ha hecho que el Barça se situara algo mejor y ha empezado a participar algo más del juego. Encima la suerte estaba de cara porque en la segunda ocasión de todo el partido, larguero de Luis Suárez, rechace que coge Messi para marcar a portería vacía.
Ellos han entrado en un pequeño bache anímico y el Barça se ha encontrado algo más a gusto, controlando un poco más el partido. Hasta que ha llegado la falta de Messi. Colosal. No importa la distancia, no importa la barrera, balón a la escuadra y el portero no llega a la pelota.
Pero como la suerte estaba del lado del Barça, en la primera jugada de ataque del Liverpool consigue llegar al área, dispara con despeje de Rakitic sobre la línea y el remate del rechace de Salah se va al palo.
Sus delanteros la verdad es que han dado problemas en todo el partido a la defensa. Pero ellos no han estado acertados de cara al gol y el Barça si.
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