sábado, 3 de noviembre de 2018

Que no nos engañe el resultado.

Partido nefasto del Barça con una primera parte de control sin rematar al rival y j a segunda parte donde el equipo ha perdido la concentración, los nervios y la buena disposición táctica exigible a un equipo profesional.
Todo ha empezado muy bien. Rival retrasado y gol de Suárez a los dice minutos. A partir de ahí, no salía de atrás el rival, sin alma y los blaugranas controlaban el juego, pero como siempre, sin matar al rival.
Cuando el equipo se relaja porque piensa que el rival no da la talla es cuando empieza a tener problemas. Hasta que el rival intenta atacar levemente, el equipo no defiende con contundencia y permite el juego rival cerca del área hasta que han conseguido el empate.
La segunda parte ha intentado ponerse delante en el marcador de nuevo, con un partido de ida y vuelta, con la entrada de Dembélé por un Coutinho perdido. Lo que podría parecer que favorecía al Barça por su contundencia arriba, ha sido lo contrario. El Rato cada vez se ha encontrado más a gusto, generando ataque y poniendo al Barça contra las cuerdas. Las ocasiones sólo llegaban desde el bando rival. Ter Stegen ha salvado una primera ocasión clarísima pero ya no ha podido salvar el segunda, ante unos centrales y un lateral que eran barridos por los delanteros.
Encima no existe reacción al marcador en contra, más allá de perder los nervios y no centrarse en el ataque, han estado perdidos todo el tiempo. En los últimos minutos el fútbol que hemos demostrado era Piqué de delantero centro y centro de los laterales a ver que caía. Y la suerte ha dado cara. Han caído dos goles para remontar el partido que tenían y habían dado por perdido los propios jugadores.
Parece que nos da pereza jugar los partidos contra el último clasificado o últimos, y solo nos motivan los partidos importantes. Por este camino la liga no será conquistada si no es que el resto falla más que nosotros.

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